Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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jueves, 30 de septiembre de 2010

Los niveles de tres proteínas aumentan en los pacientes con rechazo agudo.

Una muestra de sangre para detectar el rechazo de un trasplante

  • Los niveles de tres proteínas aumentan en los pacientes con rechazo agudo.
Detectar el posible rechazo de un órgano trasplantado cuanto antes. Este es el objetivo de los médicos para evitar la pérdida del nuevo órgano. ¿Cómo? Un grupo de investigadores de la escuela de medicina de la Universidad de Stanford (EEUU) propone una técnica tan sencilla como el análisis de sangre, "más rápida, más asequible y menos invasiva que la biopsia".
Según los expertos, la mitad de los órganos trasplantados que se pierden tiene una misma causa: el rechazo agudo, es decir, "el que se produce a partir de las 24 horas de la intervención hasta un mes o mes y medio después", explica José Ramón Núñez, coordinador de trasplantes del Hospital Clínico de Madrid. "Cuanto antes se detecte mejor, porque podemos tratarlo rápidamente (a través de dosis altas de corticoides o un aumento de los fármacos inmunosupresores) y evitar así que la persona pierda el órgano injertado", añade.
En la actualidad, continúa el especialista, "hay signos indirectos que nos hacen sospechar cuando el paciente está 'haciendo rechazo', pero para saberlo con certeza tenemos que realizar una biopsia, que puede resultar molesta y tiene ciertos riesgos (que el órgano sangre o se produzcan hematomas)".
Precisamente para las situaciones de rechazo agudo y con el objetivo de evitar esta prueba invasiva, Atul Butte y su equipo apuestan por poner en práctica un estudio proteómico o genético a través de un sencillo análisis de sangre. Se trata de una prueba (ELISA) que ya existe y en la actualidad se usa para diagnosticar algunas enfermedades.
Los científicos estadounidenses responsables de la investigación emplearon esta prueba en 39 trasplantados de riñón y 63 de corazón, con el objetivo de encontrar marcadores del rechazo del órgano injertado. "Observamos que aumentaron significativamente los niveles de tres proteínas (PECAM1, CXCL9 y CD44) en la sangre de los pacientes que sufrían rechazo agudo de ambos órganos, en comparación con aquellas personas que no habían tenido problemas de tolerancia".
Como comentan los investigadores en su artículo, publicado en 'PLoS Computational Biology', la sensibilidad de esta técnica en este ensayo es de un 89%. "Nuestros resultados demuestran que el análisis genético podría ser una nueva herramienta para detectar los casos de rechazo agudo de forma más sencilla, más rápida, más asequible y menos invasiva". Antes, serán necesarios más estudios que validen este método, advierten los autores.
El doctor Núñez también se apunta a esta perspectiva de prudencia: "Aunque la idea es novedosa, aún es muy teórica, no aplicable a corto plazo. La muestra del trabajo no es muy grande, la sensibilidad no es lo suficientemente alta y, además, esta prueba no estaría al alcance de todos los hospitales. De hecho, hoy, hay muchos que no disponen de ella".
No hay que olvidar, subraya Carlos López-Larrea, responsable de la unidad de histocompatibilidad del Hospital Universitario Central de Asturias, que "todavía no hay ningún marcador aprobado por la FDA que advierta de que el órgano va a ser rechazado. Muchos estudios se están centrando en esta vía y también en encontrar marcadores que indiquen la tolerancia de los pacientes, de forma que se puedan beneficiar de una retirada o disminución del tratamiento inmunosupresor sin comprometer la viabilidad del órgano trasplantado". Pero aún hay que esperar.


Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/09/24/biociencia/1285313586.html .

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