Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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sábado, 22 de octubre de 2011

Un timo, no una cura.

El día que de verdad los que gobiernen -sean del color que sean, y cuando sea- sepan de qué va el doble trasplante páncreas-riñón (el páncreas delante, que riñones es lo que más abunda), lo mismo, y si tienen conciencia, dejan este invento a un lado, y se ponen a invertir en el trasplante de células beta a diabéticos.

Los diabéticos, y más aún los que no fabricamos insulina alguna desde el primer momento, los DM 1, queremos una cura definitiva, no inventos de tebeo que pone en portada a diferentes elementos de la Administración, (consejeros y consejeras de turno) y a sus médicos estrella, para lanzar a los cuatro vientos qué bueno es el último invento, y "qué agradecidos están los pobrecitos enfermos que se nos estaban muriendo, míralos, qué penita".

Yo estoy harta de este timo. Tú, que ni lo sufres ni lo padeces, dirás que me falta un tornillo, pero, sinceramente, me estoy muriendo y me importa un pito lo que pienses. Este es mi rincón, así que ahora te aguantas tú, que yo llevo toda mi vida aguantándome. Sí es un timo.

Cuando me trasplanté me llevaban como mono de feria a distintos sitios para hablar de lo bien que se hacen las cosas en Andalucía. El público me miraba con ojos de espepranza, porque si había servido para mí, ellos que no tienen esto, pero que en un futuro pueden tener hijos con esto... mira, hay una salida. Pues no. Es mentira. Salida es que te curen. Salida es no tener que ir al rector con menos de veinte años porque te han denunciado por ser "heroinómana", porque unas pijas de turismo te pillan pinchándote en el baño de la facultad, con un bolígrafo de insulina (que hay que ser burras para no diferenciar una jeringa hipodérmica de heroinómano con un boli de los nuestros) en los servicios de la Facultad. Salida es no perder un trabajo por decir a la funcionaria del ayuntamiento que eres minusválida. Salida es vivir sin que te confundan con una borracha porque en el trabajo, con tu micro en mano, después de correr hasta llegar al entrevistado, se te baja el azúcar. Salida es que te curen. Pero antes. No ahora. Antes cuando tu cuerpo no esté lleno de estenósis o estrechamientos vasculares. Antes, cuando aún la retinopatía no te haya dejado medio ciega. Antes, cuando no tenías proteinuria que te lleve a diálisis; Una cura cuando todavía estabas viva, bien. 

El problema que la cura está ahí. Que ya la tienen. No, no hablo de bombas de insulina, no. Ni hablo de insulinas mágicas, que en lugar de entrar vía subcutánea te entren por la nariz, haya más o menos mocos. Hablo del trasplante de células productoras de insulina, las células beta, que te las inyectan en el hígado y dejas de estar enferma unos años. Esos años, con esa historia funcionando en nosotros, nadie nos insultará por ser diferentes, porque seremos igual que ellos. Esos años, que es lo importante, las lesiones que nos deja la diabetes no avanzarán. No avanzará la ceguera. No avanzará el peligro a la amputación, ni la enfermedad renal, ni las patologías cardíacas.

Tal vez los niños de mañana tengan más suerte que nosotros, los monos de feria de hoy. Ojalá. Pero hoy, con mi parche de morfina para soportar el maldito dolor que me dejó un accidente en mi pié, y tras tantas operaciones, sólo puedo decir que esto es un timo. 

Dios quiera que nuestros hijos no tengan que pasar nunca por donde hemos pasado nosotros. Los niños diabéticos del mañana se merecen algo mejor, no esta muerte lenta llena de sufrimiento.

Todos los demás que se trasplantan lo hacen por otras enfermedades incurables, pero que nos tengan que trasplantar a nosotros cuando antes hay maneras me parece una vergüenza.

Cuando llamen a alguno de esos niños diabéticos mañana, que sepan defenderse de los que gobiernan y no se dejan manipular de espectáculo en espectáculo. Que les den una cura, no la arena de un  circo donde salir. No me imagino yo en esa arena a ningún hijo de ningún político poderoso. Ni veo a ninguno de los de científicos que tienen en sus manos esta cura, como los de Bernat Soria. Estoy segura que nunca los veremos.


(c) Beatriz Mera. En la Plaza Nueva de Sevilla, junto a Kalvin Klown, reivindicando mi nariz roja, estilo Reverte.


Como en el vídeo de Kalvin, es fácil hacer desaparecer los avances científicos que salen en las noticiias. Claro que si te los traen una y otra vez te estropean el lío.

Beatriz González Villegas.

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