Asociación de Trasplantados de Páncreas.

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miércoles, 9 de enero de 2013

Enero 2.013. La hora de los datos.

Cada año es lo mismo, pero con distintas cifras. Como decía el padre Eutiquio cuando trabajaba de guía enseñando los lugares sagrados en la Jerusalén de tanta gente: "un poco más acá, un poco más allá". Así son las cifras de trasplantes cada doce meses. Lo bueno es que cada vez hay más países llevando a cabo injertos, y que el "un poco más allá" se puede convertir, en un lustro, en muchas personas alargando sus vidas años y años.

Años y años es un decir, claro. En España, y con el SNS (Sistema Nacional de Salud) que tenemos, los trasplantados vivimos más tiempo que en otros países. Y no es chauvinismo barato, sino estadísticas, esas grandes mentirosas que, cuando no hay más, nos acercan a la certeza. 

La razón por la que en España los trasplantados vivimos más tiempo es simple: aquí, tanto el trasplante como la medicación, es gratis. Y digo gratis aun cuando algunos seguimos teniendo las recetas verdes, las que usan los que pagan una parte de las medicinas. Pero esa parte todavía es nada, al menos en Andalucía, en comparación con lo que nos pueden cobrar en otros lugares.

Viendo noticias que salen por ahí, comprobamos que, por ejemplo, tanto en Taiwan como en Estados Unidos la supervivencia tras un injerto de corazón es de alrededor de un 50% a los diez años. Vamos, que sobreviven diez años sólo la mitad de los trasplantados de corazón en esos países. El resto, a cuidar malvas. Encima los taiwaneses se chulean con que a ellos les sale más barato que a los yanquis. Barato o caro, el problema es que se les mueren la mitad por lustro de los corazones.

Y vámonos a México, que hay literatura para ello. Allí, en conjunto, así, todos en un saco, pulmones, hígados, riñones, páncreas, corazones, tejidos, etc..., la tasa de rechazo es del 30%. Bueno, hablamos de rechazo de momento, no de fallecidos; es una gran diferencia, porque los que rechazamos, por más que le duela al presidente de los riñones de Huelva, seguimos vivos incluso después de dos rechazos diferentes. Os pongo en antecedentes, porque así no me explico. Imaginaos una reunión de miembros de juntas directivas de distintas asociaciones de pacientes renales de Andalucía. Nos presentamos, y en el protocolo entra decir si eres trasplantado y cómo lo llevas. Cuando me tocó, expliqué que llevaba año y pico, y dos rechazos; este presidente, con un tono de afabilidad similar al de Franco en sus discursos contra los rojos, me soltó con sutileza un eructo textual: "pues antes todos os moríais". Óle. Sí señor. A eso le llamo yo solidarizarse con los compañeros y con sus iguales. Y luego dicen que la negativa soy yo. Claro que sí. Antes. Y si nos vamos más antes, al tiempo de Adán y Eva, los enfermos renales durábamos menos que Caín al defecar, porque para lo que comía el pobre...

Volvemos a México. Allí el director del Centro Estatal de Trasplantes del Estado de México, el Dr. Lima Morales, dice que "el mayor porcentaje de complicaciones se presentan después de que el paciente egresa del hospital, porque no se toma el medicamento como lo recomendado o no sigue las indicaciones médicas para los cuidados". A eso yo le añadiría que además las consultas de revisión del propio trasplante son pocas y se distancian en el tiempo tanto que es el propio paciente el que carga las culpas de no tener adherencia al tratamiento. Y no hablemos de las complicaciones que puedan tener los pacientes para conseguir sus medicamentos inmunosupresores.

Pues, volviendo a la supervivencia, esto es lo que sí tenemos aquí: citas para revisión cada poco, tres semanales nada más salir del hospital, dos después, una a la semana... y así sucesivamente, aumentando el tiempo entre consultas, según el trasplante va adquiriendo "solera" y "buquet"; Por otro lado, accesibilidad gratuita a los inmunosupresores. Eso es nuestro tesoro, y esperemos que no venga ningún europeo iluminado a quitárnoslo como pretendía Sauron con el anillo de poder. Así que a unirnos a las mareas blancas que haya, ya sea en la capital del reino, o en los reinos de Taifas. La cosa es defender nuestra Sanidad Pública, y la calidad de vida que nos ha dado hasta ahora. Eso es algo que no podemos perder en silencio, como quien sufre las hemorroides. Toca defenderla. Siempre.


Beatriz González Villegas.


En el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, celebrando el Día Mundial del Donante de Órganos donde nos unimos todos los pacientes que trabajamos porque esto sige funcionando, y todos los representantes de la gerencia del hospital. (c) AATH Ciudad de la Giralda.

(c) Bea Mera-

To be continued. Carteles que salvan vidas.

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